lunes, 23 de mayo de 2011

Entrevista de la revista Rolling Stone



Al llegar al estudio de grabación de Eminem, una gris fábrica de hits en los suburbios de Detroit, el visitante que venga por primera vez conocerá con toda probabilidad a un hombre muy alto y posiblemente armado que se hace llamar Big 8, que habrá estado observándolo desde un callejón del otro lado de la calle y que vendrá hasta su auto para preguntarle: "¿En que puedo ayudarle, señor?", con un tono que no denotará precisamente amabilidad. 

Sólo una vez que uno haya demostrado que no representa amenaza alguna, será escoltado a través de la puerta de metal reforzado y de las cámaras de seguridad, hasta el lugar de Eminem llama "mi segundo hogar". 

Adentro, Big 8 es todo sonrisas. El estudio es como un parque de diversiones para adultos: cómics de 'The Punisher', máscaras de lucha libre mexicana, una máquina de expendedora de pochoclo. Un gran mural de Biggie y 2Pac adorna una de las paredes, mientras que una placa ubicada en otra celebra el nombramiento de Eminem como Artista de la Década por parte de Nielsen Soundscan: 32 millones de discos vendidos en los últimos diez años, postergando a los Beatles al segundo puesto. A doce años de lanzar su carrera, sigue siendo una de las estrellas más rentables del pop, algo muy poco frecuente para cualquier artista, y casi sin precedentes en el caso de un rapero. Media hora después, Eminem sale de la cabina de voces, donde está trabajando en unos temas con Dr. Dre, que formarán parte del esperado Detox, de este último. Tiene puestos unos shorts cargo negros y una remera gris, con un crucifijo de diamantes al cuello. Sus rasgos son delicados, casi femeninos, y lleva el pelo de su color natural, un castaño profundo. Se parece muy poco al rubio teñido y bocasucia que se hacía llamar Slim Shady, y que alguna vez se consagró a la misión de aterrorizar a los Estados Unidos. 

Es una tarde lluviosa de octubre, tres días antes del trigésimo octavo cumpleaños de Eminem y luego de presentarse,"Soy Marshall", se sienta en la atestada oficina del estudio, detrás de un escritorio repleto de medicamentos de venta libre surtidos, y bolsitas Ziploc con galletitas saladas. Se ha hablado hasta del hartazgo del temperamento volátil del rapero, y el mismo Eminem ha dado pruebas de él (estuvo dos años en probation por posesión de armas luego de un altercado a la salida de un bar), pero cuando habla se muestra educado y reflexivo, aunque no de una manera que pueda considerarse amigable. Tampoco aparece el bromista de los discos, y cuando habla de su vida personal, tiende a retraerse, clavando la vista en el piso cubriéndose la boca como un coach de fútbol americano escondiendo jugadas. Nuestra conversación se ve interrumpida por frecuentes visitas al baño. Eminem ama la CocaCola Light, que bebe obsesivamente de una máquina ubicada en el lobby. En un momento dado, llena un vaso plástico de medio litro casi hasta el tope, y lo coloca al lado de otro, también lleno, que había olvidado que tenía. Es un bebedor empedernido de CocaCola Light, y como resultado tiene que ir a hacer pis todo el tiempo. Cuando le preguntan por qué prefiere la coca de máquina a la de latita, responde: "La lata tiene aspartamo. Dicen que el aspartamo es cancerígeno, así que la dejé de tomar. La de máquina no tiene aspartamo". 

Unos años atrás, un edulcorante artificial habría sido la menor de las preocupaciones de Eminem. Durante gran parte del período comprendido entre 2002 y 2008, fue adicto a un peligroso cóctel de medicamentos, entre los cuales se contaban el Ambien, el Valium, y el Vicodín de 750 miligramos. Trató de rehabilitarse en 2005, pero tuvo una recaída aun más fuerte el año siguiente, luego del asesinato de su mejor amigo, DeShaun 'Proof' Holton. No fue hasta que casi se murió por una sobredosis accidental de metadona a fines de 2007 que Eminem finalmente decidió rehabilitarse. El mes pasado, celebró dos años y medio sobrio. Su último disco, Recovery, habla de su adicción y de su lucha por superarla. El disco es, según sus parámetros acostumbrados, sorprendentemente optimista. Editado en junio, vendió 741 mil ejemplares durante la primera semana -el sexto número 1 consecutivo de Eminem- y probablemente se convierta en el disco más vendido de 2010. También ha dado lugar a dos singles (el inspirador "Not Afraid" y "Love The Way You Lie", en el que participa Rihanna) que encabezaron los rankings durante cuatro semanas consecutivas. En Septiembre, consolidó su regreso con una serie de recitales con Jay-Z en estadios de béisbol de Detroit y Nueva York. En resumen, se trata de un retorno muy notable para alguien que perfectamente podría no haber vivido lo suficiente para grabar otro disco. 

Sin embargo, a pesar de todos los éxitos de Eminem, a veces es díficil decir si la está pasando bien. Según lo que cuenta, vive una existencia bastante solitaria. Tiene una fortaleza de cinco mil metros cuadrados que le compró el ex CEO de Kmart, donde vive con su hija Hailie, de 14 años -la hija biológica que tuvo con su dos veces ex mujer, Kim-, y dos hijas adoptadas: Whitney, de 8 que es hija de un matrimonio anterior de Kim, y Alaina, de 17 años, la hija de la hermana gemela de Kim. Antes de comenzar la entrevista, dejó bien claro que prefería no hablar de su familia. De todos modos, por lo poco que se adivinar, pareciera ser un padre devoto y protector que intenta concentrarse en las dos cosas que más ama: sus hijas y su trabajo. 




• Felicitaciones por el éxito de Recovery. ¿Te sorprendió? 
Estoy un poco sorprendido. Estaba bastante más confiado con este disco que con el anterior. Está bueno que respeten tu trabajo de nuevo. Ganar premios está bueno, pero en este momento de mi carrera, lo hago por que me gusta.


• ¿Cuál fue el punto más alto hasta este momento? 
Los shows con Jay-Z. Estar arriba del escenario frente a tanta gente, ser capaz de liderar el público sin tener que apoyarse en ayudas a las que acudía en el pasado, como las drogas y el alcohol. Es verdad que uno se pone nervioso, pero cuando me subo al escenario, quiero sentir esos nervios. Mirar al público y ver chicas llorando y esas cosas, es tremendo. Pero no es como antes, cuando sentía que necesitaba...(hace el gesto de empinar una botella).


• En 'Going Through Changes' hablás de vivir "como un recluso". ¿A veces te sentís desconectado del mundo? 
Bueno, esa canción habla acerca de mi adicción, del estado mental en que estaba en aquella época. Ahora ya no me siento como un recluso. Salgo y hago cosas; igual es difícil. Tenés que armarte un entorno. Es un embole. Después de cuatro o cinco años que no sacaba un disco, hacía viajecitos a ver a mi tía abuela Edna, antes de que falleciera. Sabía que sería pronto, ella tenía noventa y pico, y yo quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con ella. Como hacía mucho que no sacaba un disco, podía parar a cargar nafta, o ir a otros lugares sin que me reconocieran. La verdad, eso estaba bastante bueno. Podrá sonar extraño, dado que siempre estoy tratando de captar la atención de la gente con mi música, pero a mí no me gusta llamar la atención. Cuando no soy Eminem, y soy solamente Marshall... es díficil.


• 'Not Afraid' contiene un mensaje positivo para la gente que está intentando superar obstáculos de su vida. ¿Ahora estás más cómodo con la idea de ser un ejemplo de conducta?
Cualquier cosa que la gente piense sobre mí está bien. Algunos quizá quieran imitarme. Otros quizá me consideren una amenaza. Pero estoy agradecido por cada carta que recibí de mis fans, y por cada persona que me dijo que la ayudé a salvarse.


• ¿La fama representa algo diferente para vos esta vez? 
Siento que la puedo manejar mejor. Muchos de los problemas que tenía con la fama yo mismo los empeoraba. Mucho odio hacia mí mismo, mucha autocomplacencia. Ahora estoy aprendiendo a ver el lado positivo de las cosas, en vez de lamentarme porque no puedo llevar a mis hijas a Kmart.


• Produjiste la mayoría de tus discos anteriores con Dr. Dre, pero en éste trabajaste con varios productores nuevos... 
Era hora de traer sangre nueva. ¡Había tantos productores talentosos con los que quería trabajar! Pero no sabía si iba a funcionar. Creo que le tenía miedo al fracaso. Onda: "¿Y si traigo a estos flacos y no se les ocurre nada?". Así que me quedé con los que conocía, con los que me sentía cómodo. Pero un día estábamos hablando con mi amigo Denaun (Porter, de D12), y me dijo: "Tenés que salir de tu isla". No quiero hablar todo el tiempo de eso, pero cuando dejé las drogas, empecé a hacer cosas que de otro modo no habría hecho.


• Tu música también parece más seria ahora.
Hacia el final de Encore (2004), las canciones empezaron a ponerse muy boludas. 'Rain Man', 'Big Weenie', 'Ass Like That'; en ese momento todo se empezó a caer en pedazos. Todos los días me tomaba un puñado de pastillas y me iba al estudio a boludear. Cuando me fui a Hawai con Dre para hacer el disco (que luego sería Recovery), hubo como un punto de inflexión en cuanto a las letras. Estaba en el auto escuchando unos viejos temas míos, pensando por qué lo nuevo que estaba haciendo no me pegaba como antes. Así que me empecé a apartar de los temitas graciosos y me puse a hacer de nuevo cosas que tuvieran fuerza y emoción.


• ¿En qué estás trabajando ahora? 
Ahora estamos ocupados con Dre en Detox. Estamos cerca, te diría que ya tenemos la mitad. Le estoy prestando una oreja, lo ayudo a escribir, a meter estribillos, lo que pueda. Ultimamente, lo que estoy haciendo es escribir rimas para hacer participaciones en discos de otra gente. Trato de grabar todo el tiempo, porque si no me oxido. Soy muy paranoico con bloquearme y no poder escribir; me pasó cuatro años y me volvió loco. Por más que intentará, no podía pensar nada. Las pastillas tuvieron mucho que ver. Me quemaron las neuronas. No sé si suena como si estuviera dando excusas, pero la verdad es que tengo muchísimos recuerdos borrados. No sé si alguna vez tomaste Ambien, pero tiene el efecto de borrar la memoria. Esa mierda me llevó cindo años de mi vida. La gente me cuenta cosas y yo pienso: "¿De verdad hice eso?". El otro día me vi en BET, y pensé: "¿Y esto cuándo fue?".


• ¿Todavía guardás lo que escribiste en esa época? 
Sí, me enferma la cabeza. Toda la página llena de letras, como si la mano me pesara 200 kilos. Tengo todo eso en una caja en el vestidor. Como recordatorio de una época a la que no quiero volver nunca.


• ¿Cómo empezaste con las drogas? 
No empecé a drogarme hasta que mi carrera despegó. Creo que recién a los veinti-algo me tomé la primera cerveza. Pero después, cuanto más grandes se volvían los shows, más grandes las fiestas que se hacían después. Al principio, consumía recreativamente. Volvía de la gira y cortaba con eso, pasaba más tiempo con los chicos y estaba todo bien. Creo que se me empezó a convertir en un problema en la época de la película 8 Mile. Nos pasábamos dieciséis horas en el set todos los días, y si no me podía dormir estaba sonado. Así que un día alguien me dió Ambien, y me volteó por completo. Entonces pensé: "Uh, yo necesito esto". Así que me conseguí una receta. Después de cuatro o cinco meses, empezás a desarrollar tolerancia. empezás a clavarte otro cuartito de pastilla que deberías tomarte mañana. Después, cuando terminó la probation (en 2003), y ya no tuve que entregar muestras de orina, me desboqué. En la gira Anger Management 3 (en 2005), estuve dado vuelta todas las noches.


• ¿Cuán enganchado estabas? 
Estaba tomando tantas pastillas que ya ni siquiera las tomaba para drogarme. Las tomaba para sentirme normal. No es que no llegara a estar drogado. Sólo que para hacerlo tenía que tomar una cantidad absurda. En un día podía a llegar a tomar entre 40 o 60 pastillas de Valium, y unas.... ¿20 o 30? de Vicodin. No sé. Tomaba mucho.
Mi régimen diario consistía en levantarme a la mañana y tomarme un Vicodin de 750 miligramos. Nunca podía tomar más de uno y medio, porque me reventaba el estómago. Así que me tomaba uno y medio, y después seguía tomando Vicodin todo el día. Después, a la tarde, a eso de las cinco o seis, empezaba con un Valium, o dos, o tres, o cuatro. Y cada hora me tomaba cuatro o cinco más. El Ambien me daba el empujón final para poder ir a acostarme. Al final, creo que ni eso me ayudaba a dormir más de dos horas. Es muy parecido a lo que leí sobre Michael (Jackson). No sé exactamente que tomaba él, pero leí que se despertaba todo el tiempo en medio de la noche para pedir más. Eso es lo que yo hacía, dos o tres veces por noche me levantaba y tomaba más.

• ¿Dónde conseguías las pastillas? ¿Tenías un dealer? 
Cuandos sos adicto, encotrás la manera. Al principio tenía médicos que me daban recetas, incluso después de salir de rehabilitación.


• ¿Tenés idea de cuánta plata se te fue en eso? 
No. Y no quiero saber. Muchísima.


• Después, en 2006, mataron a Proof. ¿Podrías hablar de lo que significó él para vos? 
La mejor manera de describir a Proof sería decir que una roca. Alguien en que podías confiar, que siempre te cuidaba la espalda. En este momento, me cuesta encontrar gente en quien confiar. Todavía tengo algunos amigos así, pero cuando perdés a uno... (se le entrecorta la voz). Me pegó muy fuerte.


 ¿Cuánto tuvo que ver su muerte con tu problema? 
Un montón. Recuerdo haber pasado días enteros tomando pastillas y llorando. Un día, no pude salir de la cama. No quería levantarme ni para ir al baño. Yo no era el único que había sufrido esa pérdida; de hecho, él había dejado mujer e hijos. Pero estaba tan inmerso en mi propio dolor. Estuve re dado vuelta en su velorio. Me desagrada decirlo, pero en ese momento me sentí que todo eso era algo que me estaba pasando a mí. Me odio por haberlo pensado. Fui muy egoísta.


• ¿Y qué estaba pasando en tu cuerpo?
En esa época pesaba unos cien, ciento cinco kilos, como treinta y cinco kilos más que ahora. iba a Mc Donald's y a Taco Bell todos los días. Los chicos que atendían me conocían, y ya no se sorpredían. O me sentaba en Denny's o en Big Boy y comía solo. era muy triste. Engordé tanto que la gente empezó a no reconocerme. Me acuerdo que una vez estaba en un lugar y escuché a uns pibes que hablaban. Uno de ellos dijo: "Ahí está Eminem", y el otro le dijo: "No, chabón, no es: Eminem no es gordo". Yo pensé: "¡Qué hijo de puta!". Ahí me di cuenta de que me estaba convirtiendo en un lechón.
A veces me asusta pensar en cómo me portaba en esa época. Era un asco de persona. Trataba mal a la gente, trataba como el orto a la gente cerca de mí. Por supuesto, estaba ocultando algo.


 El clímax fue un Diciembre de 2007, cuando te llevaron al hospital por una sobredosis de metadona. ¿Podrías relatarme lo que pasó esa noche?
Puedo intentar. Hay cosas que tengo que omitir porque tienen que ver con mis hijos. Pero me acuerdo de que me había dado la metadona un tipo al que había ido a ver para comprarle Vicodin. El tipo me dijo: "Esto es igual que el Vicodin, pero no te hace tan mal al hígado". Yo pensé: "Parece Vicodin, tiene la misma forma que el Vicodin, ya fue". Recuerdo que me tomé una en el auto yendo a casa y pensé: "Uh, esto está buenísimo". Esa sensación. Seguí tomando un par de días, y después fui a comprarle más. Y compré un montón más. De todo ese mes de diciembre que me llevó hasta eso (la sobredosis) no me acuerdo un carajo. Lo único que recuerdo es que no podía levantarme de la cama. En un momento, no sé si era de día, no sé si fue de noche, me levanté para usar el baño. Estaba ahí parado, tratando de mear, y me caí. Me golpeé fuerte contra el suelo. Me levanté, intenté de nuevo, y ¡pum!, me volví a caer. Y ahí ya no me pude volver a levantar. Nunca hablé de esto en profundidad con nadie, porque no quiero saber. ME contaron que logré volver a la cama de alguna manera. No me acuerdo de eso. Lo único que recuerdo es que me di contra el piso del baño y me desperté en el hospital.


 ¿Qué pasó cuando despertaste?
Lo primero que recuerdo fue tratar de moverme y no poder. Era como estar paralizado, llenos de tubos por todos lados y cosas así. No podía hablar. Los médicos me dijeron que había tomado el equivalente de cuatro bolsas de heroína. Me dijeron que estuve a dos horas de morirme. Creo que estuve dormido dos días, y cuando me levanté, no me di cuenta de que era Navidad. Así que lo primero que quería hacer era llamar a mis hijas. Quería volver a casa, y mostrarles que su papá estaba bien.

• ¿Y qué pasó después?
Me dieron el alta, creo que después de una semana, pero resultó demasiado pronto. No estaba completamente desintoxicado. Me había quedado sin fuerzas, no podía levantar ni el salero. Me acuerdo de estar en el sillón, quedarme dormido diez minutos y, al levantarme, tener la rodilla salida del lugar: de alguna manera me había roto los meniscos. Me estaba desintoxicando del Vicodin, estaba recuperando la concienca, y me dolía diez millones de veces más que antes. Me operaron un par de días deespués, volví a casa... y tuve un ataque. Porque todavía no me había desintoxicado. Asi que, ¡pum!, ambulancia, de vuelta al hospital.
Sabía que tenía que cambiar mi vida. Pero la adicción es algo muy jodido. Creo que recaí en unas... tres semanas, Y en un mes había vuelto a los niveles de antes. Eso me asustó mucho. Ahí me di cuenta de que si no conseguía ayuda me iba a morir. Además, como padre, quiero estar presente. No me quiero perder de nada más.


• ¿Cómo te rehabilitaste? ¿Fuiste a reuniones?
Traté de ir a algunas, un par de iglesias y otras cosas. No me ayudaron mucho. La gente era copada, pero me pidieron autógrafos un par de veces. Eso me hizo cerrarme. Entonces llamé a un consejero de rehabilitación que me había ayudado la primera vez. Ahora lo veo una vez por semana.
También empecé a correr como loco. Veintisiete kilómetros por día, todos los días. Fue como reemplazar una adicción a otra. Me había fijado la idea de quemar cierta cantidad de calorías, y de una forma u otra lo hacía. Tengo un poco de TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo), creo.


• ¿Con quién más hablás?
Hablo con Elton (John). El es mi sponsor. Por lo general, me llama una vez por semana para ver como ando, para asegurarse de que tengo todo bajo control. De hecho, él fue una de las primeras personas a las que llamé cuando decidí rehabilitarme. Me decía palabras como: "Vas a ver cosas de la naturaleza que nunca haabías visto antes". Cosas que uno normalmente consideraría cursis, pero que hace tanto que no ves que te asombrás: "Uh, mirá ese arco iris". O cosas más chiquitas, árboles, el color de las hojas. Loco, no sabés cómo me gustan las hojas ahora. Siento que les dejé de prestar atención por demasiado tiempo. 

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